A las mujeres se nos exige más por la cultura machista

Rozalén

Por gentileza de Rozalén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entrevista a Rozalén

Entrevista de Carmen López, secretaria de las Mujeres de FSC-CCOO

 

 

María de los Ángeles Rozalen Ortuño, cantautora  albaceteña, feminista, cuenta con tres trabajos editados “Con derecho a roce, Quien me ha visto y quién me ve y Cuando el rio suena”, además del libro “Cerrando puntos suspensivos” que acaba de presentar. Este año 2018 ha sido un gran año para ella y que la  ha consolidado como la gran artista que es. Ha recibido la Placa al Mérito Profesional de Castilla-La Mancha, 3 discos de oro, está nominada en los Grammy Latinos entre otras distinciones recibidas. En el escenario siempre acompañada de Beatriz Romero hacen de sus conciertos un espectáculo inclusivo. Sin dejar de lado que a través de su música es una defensora de los derechos humanos.

El año pasado presentaste en la feria de Albacete Cuando el río Suena…, tu último disco. Ha sido un año intenso y lleno de éxito desde el principio y ya en la presentación dijiste que la revolución será feminista o no será. Posteriormente llegó el 8 de Marzo de 2018, ¿crees que ha llegado  ya la revolución? ¿Crees que existen intereses para que esta no sea?

Bueno, cuando escribí «La puerta violeta» fue hace mucho tiempo, antes de que todo esto pasara. Pero sí que creo que está pasando algo importante en cuanto a concienciación, a visualización, se está hablando del tema. Al menos la gente ya se pregunta por los conceptos, los busca, lee de dónde provienen. Algo ha cambiado evidentemente, hay una venda que se ha caído y mucha gente concienciada. Pero a la vez sigue habiendo cosas puntuales que nos dicen que aún queda muchísimo por hacer. Esto ha ocurrido en muchos países del mundo pero el mundo es muy grande y hay países en los que la mujer no tiene derechos básicos de los que nosotras si gozamos desde hace tiempo. Entonces, espero que no sea una moda pasajera. Es esperanzador lo que ha pasado y hay que seguir. Hay que seguir repitiendo y peleando con amor. 

 

En breves días sale su primer libro bajo el título Cerrando puntos suspensivos, donde recoge sus vivencias de los últimos seis años detrás del escenario. ¿Cómo ha visto el trato discriminatorio o la violencia contra las mujeres en estos años?

Bueno, sólo hay que ver los números de las mujeres que han sido asesinadas en sus casas Si hablamos de España o de las desigualdades reales que existen en todos los ámbitos entre hombres y mujeres, hay cosas en las que parece que vamos progresando pero las mujeres, por ejemplo, siguen siendo el mismo número o que ahora se saben y antes no se sabían.. La cuestión sigue siendo grave, por supuesto que sí.

                                                                               

                        El gran problema está en el              machismo, que es el que más mata.

 

En «Berlín» hablas de historias de emigrantes españoles que ahora buscan fortuna. ¿Tratas con ello de desmontar el discurso del odio que se impone respecto al inmigrante que se nos presenta como el enemigo, intentando recordar a la gente que nosotras y nosotros también somos y hemos sido inmigrantes?

Bueno, la canción de «Berlín» salió porque me la pidieron para la película Perdiendo el norte. Precisamente pensaba en la gente joven que tiene que emigrar ahora y cómo se nos olvida que nuestros padres emigraron en su momento. No es casualidad, claro, pero ahora también me preocupa mucho toda la crítica a los refugiados, a los inmigrantes que vienen ahora.

 

En «Los artistas» denuncias la dificultad de cualquier oficio artístico en este país, pero en especial el vuestro. ¿Cuáles son las principales dificultades que tenéis? Y concretamente, ¿qué pasa con las mujeres artistas?

Lo difícil dentro del arte es salir adelante y poder dedicarte a esto, sobre todo cuando eres emergente y con lo del IVA cultural, por ejemplo. Ahora ha cambiado algo pero me parecía una vergüenza absoluta. A veces en otros países sí que se valora mucho más la cultura que aquí y eso me molesta. Y en cuanto a las mujeres artistas, se suma eso, que somos mujeres, que siempre somos minoría en los carteles de los festivales y en todo el ámbito musical.

 

Lanzaste tu primer videoclip «80 veces» en 2012 y en él participa Beatriz Romero, que traduce y baila en lengua de signos. ¿Estás dando así un mensaje? ¿Vuestra propuesta es una apuesta por la música para todas las persona sin exclusión o tiene otro sentido?

Bueno, el hecho ya de poner a una intérprete a tu lado es una declaración de intenciones, ¿no? Es derribar una barrera, es hacer nuestra música accesible a todo el mundo. Es un detalle pero aparte lo hacemos con normalidad, que es como creo que se deberían hacer las cosas, y fue una casualidad maravillosa el encontrarme con Bea, que creo que ha nacido para esto, y tenemos que estar juntas en esto, con el protagonismo compartido.

 

Nosotras somos conscientes de que a las mujeres se les exige más, ¿ha sido tu caso?

Claro, yo tengo mucha suerte con la gente que me he encontrado y me siento muy querida y respetada entre mis compañeros. Pero sí que hay pequeñas cosas que tienen que ver con la cultura arraigada machista. Son pequeñas exigencias a nivel físico y a todos los niveles, porque incluso parece que por ser mujer tienes que demostrar siempre mucho más, ¿no? Y más rodeada en un trabajo de hombres. En una alfombra roja la gente se va a fijar en el modelito que yo lleve. En cambio en el del hombre, no tanto. Es un ejemplo pero así con muchísimas cosas. 

 

«La puerta violeta» se ha convertido en todo un himno de las mujeres: «Sé lo que no quiero / Ahora estoy a salvo». El lenguaje importa y mucho. ¿Qué opina de las letras de las canciones en la actualidad?

Bueno, está claro lo que pienso por cómo digo las cosas y lo que digo. A mí me gustan los artistas comprometidos. Le canto mucho al amor, pero también me interesa lo que pasa en el mundo. Me gusta que el mensaje pueda hacer de este mundo un lugar un poco más amable, o que te haga reflexionar o que critique, pero siempre creo que en mis letras hay mucho respeto y mucho amor. También toco temas sobre los que la gente no opina como yo y casi pienso más en los que no piensan como yo para intentar hablarles de una manera que no me rechacen, que simplemente me escuchen, porque hay mucho problema con la falta de diálogo en la actualidad en este país.
Me encantaría que en las letras de las canciones hubiese un mensaje detrás pero, si no lo hay, lo respeto. Me parece bien porque hay momentos para todo, pero siempre que la actitud de lo que se dice sea cuanto más respetuosa mejor, pero que seamos libres, porque lo que no me gusta es la censura ni la represión en el arte.

 

Estudiaste Psicología y te especializaste en Psicología de género, en la violencia contra las mujeres. Miserablemente, también hay determinadas personas que las cuestionan y que ponen en duda las cifras reales de asesinatos. ¿Cómo crees que se puede combatir esto?

Bueno, la gente que cuestiona el número de asesinatos o la violencia, que te dice que también hay mujeres que maltratan o que también hay mujeres que asesinan a maridos. Es cierto pero si te pones a comparar los números es cuando uno se echa las manos a la cabeza porque no se puede comparar en absoluto. Hay una lacra muy bestia y una desproporción que te hace poner la atención en la mujer porque es la gran víctima. No me gusta que haya mujeres que hagan daño, claro que no, pero el gran problema está en el machismo, que es el que más mata, sin duda.  

 

Tú has abierto un camino reivindicativo en la canción en casi todos los ámbitos y estás triunfando. ¿Te has sentido especialmente criticada en alguna de ellas?

Me han criticado muchísimo. Pero vamos, que ahora haga lo que haga supongo que me criticarán, más cuando tocas determinados temas. Pero si yo ahora me pusiera a hacer sólo canciones de amor, también me criticarían. Ya he llegado a la conclusión de que tengo que hacer algo que me convenza a mí y creo que lo que digo es lo que pienso. Vuelvo a repetir que lo digo con mucho cuidado. Me cuesta muchísimo pero voy entendiendo que no le puedo gustar a todo el mundo, ya me gustaría, pero tendré que intentar ser coherente con mi manera de ver la vida.

 

En el ámbito artístico hemos visto que en ocasiones cuesta decir que eres feminista. A veces crea rechazo, incluso ha hecho en determinados momentos que quien se manifiesta como feminista sea cuestionada. ¿Por qué crees que sucede?

Mira, creo que eso también ha cambiado. A mí me han criticado mucho por eso, pero quien te critica es porque no sabe de verdad lo que significa. Entonces se repite, se repite lo que haga falta, y el problema lo tiene quien no quiera escuchar, ¿no? Hay que hacerlo con normalidad, con amor y explicando de dónde nace el feminismo. Quien sabe lo que significa, evidentemente se declara feminista. Es como la persona que sabiendo lo que significa el racismo te dice abiertamente que es racista. Eso está muy mal visto, ¿no? Pues yo creo que, poco a poco, quien no se declara feminista también queda mal.

Rozalén

Por gentileza de Rozalén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Poner a una intérprete a tu lado es una declaración de intenciones, es derribar una barrera, es hacer nuestra música accesible a todo el mundo.

Rozalén, una artista comprometida

 

¿Qué es para ti el éxito?

Para mí el éxito lo tengo claro. Dormir tranquila, en el sentido de saber que estás haciendo lo que quieres, lo que debes. Intentar tener la mayor coherencia que puedas. Eso conlleva que eres feliz con lo que haces, que estás bien rodeada.

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

Pues mi familia. Observo mucho lo que pasa a mi alrededor y lo que vivo yo. Y luego hay muchos artistas que me inspiran, sobre todo de la canción de autor. Es de lo que he bebido siempre. 

¿Qué quieres ser de mayor?

Pues de mayor… me encantaría estar, como mínimo, como estoy ahora. Poder dedicarme a la música toda mi vida. Lo que pasa es que esta profesión es difícil, siempre hay que estar peleando, nunca hay que bajar la guardia. La vida puede dar muchas vueltas y, si tengo que dedicarme a otras cosas, lo haré encantada y no se me caerán los anillos porque, pase lo que pase, yo creo que nunca dejaré de cantar, sea para mí, para diez o para miles. 

¿Y si no fueras cantante compositora?

Supongo que sería psicóloga o músico-terapeuta, que fue para lo que estudié. Pero vamos, creo que sería una buena camarera, creo que sería, no sé, una buena maestra… Sí que es verdad que a lo que me dedico le echo muchas ganas siempre. Y en lo que hagas, tienes que intentar ser el mejor.

En otros países sí que se valora mucho más la cultura que aquí y eso me molesta. 

¿Cuál es tu metodología para componer?

No tengo una clara, me dejo llevar. Si que es verdad que primero pienso mucho en lo que quiero decir y suelo escribir mucha letra así como en plan brainstorm sobre lo que quiero decir. Entonces, al tener un texto extenso, ya empiezo a pensar en melodías, en algo más poético, rítmico y voy intentando poner lo que yo quiero decir dentro de una música que pueda llegar y que me guste. Pero a veces sale al revés. Hay canciones que salen en unas horas, hay otras que salen en meses, así que depende de muchísimas cosas.