La violencia institucional en la agenda feminista

Pinza

 

Plataforma 7N contra las Violencias Machistas

 

 

 

Hoy recordamos aquel 7 de noviembre de 2015 cuando tras una oleada de asesinatos machistas  la ciudadanía salimos a la calle a gritar #YaBasta, nuestro lema fue claro: #TerrorismoMachista #CuestiónDeEstado

Desde entonces no hemos cejado ni un momento trabajar contra las violencias hacia las mujeres, siendo uno de nuestros ejes claves la aplicación del Convenio de Estambul que dice que por “violencia contra las mujeres” se deberá entender una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación contra las mujeres, y designará todos los actos de violencia basados en el género que implican o pueden implicar para las mujeres daños o sufrimientos de naturaleza física, sexual, psicológica o económica, incluidas las amenazas de realizar dichos actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, en la vida pública o privada; – España se ratificó en el Convenio de Estambul en el año 2014-.

La violencia contra las mujeres es estructural y como tal, es normalizada, ocultada o excusada, y así se mantiene en nuestras vidas. Por ello nuestro trabajo ha consistido en hacer tambalear estos cimientos patriarcales, haciendo una labor de concienciación y denuncia para que las anestesia social deje de servir de ayuda al patriarcado. Sabemos que cuando “una mujer es hallada muerta” no es un eufemismo, es una estrategia patriarcal, es resistir a llamar a las cosas por su nombre, a mostrar la realidad tal como es.

Sin embargo, ahora estamos  tocando el hueso duro que es “la justicia patriarcal”,  el sistema judicial que en muchas ocasiones está actuando como una herramienta más de violencia contra las mujeres, bien por acción cuando los jueces aprecian un jolgorio en una violación, cuando nos cuestionan por qué no hemos denunciado antes,  por omisión cuando siguen diciendo que un maltratador es un buen padre, o utilizando estrategias que están suponiendo un rearme patriarcal como la imposición por vía judicial de la custodia compartida sin acuerdo entre los progenitores. Las mujeres lejos de encontrar una salida en la justicia están encontrando un laberinto.

Así lo denunciamos en el Tribunal de Mujeres el 3 de noviembre de 2017, un acto simbólico que tuvo como objetivo visibilizar la existencia de las violencias machistas como una vulneración de los  Derechos Humanos y demostrar la impunidad de las mismas, denunciando al Estado y sus instituciones como responsable directo, en el incumplimiento de su deber de prevenirlas.

Una indignación extendida ha hecho que la ciudadanía hayamos salido a la calle a gritar que la justicia patriarcal es injusta. La violencia institucional está en la agenda feminista, la hemos  denunciado y visibilizado. Y, aunque intenten silenciarnos, las resoluciones judiciales contra las mujeres y el maltrato judicial están produciendo un desprestigio de la justicia y no vamos a permitirlo.

La violencia contra las mujeres es la cima de la desigualdad. Por eso este 8 de marzo ha marcado un hito en el movimiento feminista, las mujeres no solo llenamos las calles, sin que trabajamos para hacer ese día una huelga de consumo, de cuidados, educativa y laboral.  Una semilla que empezó a crecer a raíz del paro internacional de mujeres el 8 de marzo de 2017, las mujeres paramos el mundo.

Y  continuamos, con un llamamiento a la protesta  que es #NosVaLaVida y un objetivo convertido en lema que es nuestro DERECHO  A VIVIR UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA.