Mujeres inmigrantes trabajadoras del hogar y el cuidado y falta de derechos

 

Carmen Juares Palma

Asociación Mujeres Migrantes por los derechos de la las mujeres trabajadoras domésticas y de cuidados

 

 

El presente artículo trata sobre una problemática existente en nuestro país que afecta a muchas mujeres de origen extranjero que trabajan como empleadas del hogar y cuidadoras de personas en situación de dependencia. A menudo, las mujeres de origen inmigrante trabajadoras del hogar y los cuidados se encuentran en un marco de desconocimiento de sus derechos laborales. El trabajo que hacen es invisibilizado y infravalorado, realizado en condiciones precarias de manera generalizada en nuestra sociedad.

En el caso de las trabajadoras del hogar y los cuidados en régimen interno, mujeres que viven allí donde trabajan, los diferentes tipos de explotación y coacción a los que están sometidas es muy grave. Abundan los casos donde sólo tienen nueve horas o incluso menos de descanso a la semana, sueldos inferiores a los establecidos legalmente, trabajo sin remuneración, retenciones de documentación de las mujeres, restricción de movimientos libres de la trabajadora, malos tratos psicológicos, denegación de permiso incluso para ir al médico , entre otros.

En este sentido, el Informe 2017 sobre población extranjera en Cataluña, centrado en trabajadoras extranjeras en el hogar y publicado conjuntamente por el Centre d’Estudis i Recerca Sindicals (CERES) y el Centre d’Informació per a Treballadors Estrangers (CITE) de CCOO de Catalunya, constata que se dan casos de explotación laboral que rallan la situación de esclavitud y la existencia de redes de tráfico de personas vinculadas al trabajo del hogar.

Como consecuencia del encierro y de las condiciones tan duras en las que las trabajadoras internas realizan su trabajo, al cabo de pocos años acaban desarrollando graves problemas de salud, como baja autoestima, ansiedad, estrés, problemas bucodentales, dolor, insomnio, soledad y pérdida de habilidades sociales y comunicativas.

Una mayoría de las mujeres trabajadoras internas no tienen “papeles”, o sea, se encuentran en una situación administrativa irregular. Esto hace que estén en una posición de desigualdad hacia la persona que contrata y terminen aceptando condiciones de trabajo de semi-esclavitud. El trabajo del hogar y el cuidado se desarrolla puertas adentro, donde casi no existen inspecciones laborales. Estas condiciones, unidas al desconocimiento de sus derechos, agravan su situación de precariedad y explotación y limitan lógicamente su capacidad de organización y reivindicación de sus derechos.

Muchas de las trabajadoras del hogar y los cuidados se quedan atrapadas en este tipo de trabajo tan precario y sin disfrutar de sus derechos. Por un lado se encuentran con una ley de extranjería racista e injusta, que las obliga a demostrar integración mediante la realización de cursos y un contrato laboral. ¿Pero cómo es posible realizar cursos o participar en asociaciones con estas jornadas de trabajo interminables?

Otra problemática es la irregularidad sobrevenida. Se trata de personas que habiendo conseguido regularizar su situación al renovar su tarjeta de residencia y de trabajo, en el momento de renovar el permiso de residencia no tienen un contrato de trabajo y pierden su tarjeta de residencia, volviendo a estar en situación “irregular”. Es ante este miedo de volver a la “irregularidad” que muchas mujeres no renuncian a su trabajo a pesar de los abusos y explotaciones que sufren.

Es importante añadir que muchas de estas mujeres huyen de situaciones de extrema violencia, pobreza y consecuencias negativas del cambio climático que sufren muchos países, especialmente de América Latina. La dificultad de acceder al reconocimiento de refugiadas a causa de las barreras de las políticas migratorias, favorecen la inmigración irregular y es un terreno abonado para la explotación laboral y la falta de derechos.

Es en este contexto de extrema precariedad laboral que muchas mujeres trabajadoras del hogar y los cuidados se están organizando para reivindicar la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos. La ratificación de este convenio equipararía los derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados con los derechos que reciben los demás trabajadores y trabajadoras. Como por ejemplo, el acceso a la prestación por desempleo, al Fondo de Garantía Salarial y la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, derechos a los cuales no tienen acceso hoy en día las trabajadoras del hogar.

Quiero terminar recalcando la importancia que pueden jugar las organizaciones sindicales para hacer frente a esta situación, a pesar de los importantes retos que plantea realizar actividad sindical en este sector. Por ejemplo, el hecho de que el trabajo es en domicilios privados, solitario, no existe una patronal y que muchas mujeres estén en situación administrativa irregular. Existen experiencias positivas de colaboración con asociaciones de trabajadoras del hogar y los cuidados en campos como la denuncia y asesoramiento ante abusos, la formación en conocimientos laborales y la prevención de riesgos en el trabajo. La Memoria 2017 del CITE de CCOO de Catalunya constataba que el trabajo del hogar y de cuidados ya es el principal sector de empleo de las personas atendidas por su red de oficinas (40,5%), así como en el segmento de personas atendidas con trabajo en situación irregular (45,2%).

Además, los sindicatos pueden jugar un papel fundamental a la hora de posibilitar que la voz de las trabajadoras del hogar llegue allí donde se toman decisiones que pueden mejorar su situación. Un ejemplo de esta estrategia es el Grupo de Acción en Cataluña por la Ratificación del Convenio 189 de la OIT, formado por varias entidades de mujeres inmigradas que trabajan por la dignificación del trabajo del hogar y los cuidados, conjuntamente con los sindicatos CCOO y UGT.

Considero que es importante persistir en el acercamiento de las organizaciones sindicales a las asociaciones en donde se agrupan estas trabajadoras, para fomentar la organización y la sindicalización de las trabajadoras del hogar a partir de nuevas fórmulas basadas en el fortalecimiento del tejido de redes sociales e institucionales.